“LO MÁS TERRIBLE SE APRENDE ENSEGUIDA”
Hace 4 años justos de su femicidio: 1 de noviembre de 2003. A mediados de 2004, ya era un secreto a voces en Valdivia que la verdad descubierta era incompleta. Se dijo que había hijos de gente influyente involucrada, que no darían la cara, que Núñez, el imputado, callaría. Hubo abrumadoras confusiones en el caso. Jueces que se declararon incompetentes, notas periodísticas negadas de un día para el otro, pruebas tanatológicas extraviadas: al menos, dos informes tanatológicos que establecieron dos datas de muerte diferentes.
En 2003, todavía no había explotado la bomba mediática que hoy ya usa la palabra femicidio no el sentido del genocidio que realmente es, sino como un condimento de los crímenes de pareja. Nadie dijo entonces que lo de Cynthia fue un femicidio. “Crimen de Hallowen”, le llamaron por haber sido el día de muertos –y, claro, porque a los medios $hilenos les gusta mucho hablar en inglés-. Sin embargo, lo de Cynthia, fue un femicidio, ella fue asesinada por ser mujer, y, en principio, no fue un marido celoso el que la mató, el condenado es un estudiante de arquitectura, compañero de curso de Cynthia que esa noche habría estado con ella en una fiesta universitaria. No era su novio. Carlos Núñez Alveal, confesó haberla asesinado, luego se desdijo, planteó que habría confesado por presiones policiales, más tarde volvió a reconocer su participación en el crimen y en el tribunal dio como razón que Cynthia quería que él dejara a su novia (¿¡!?). Al final, y ante la inminencia del fallo en julio de 2005, declaró a un diario que si lo condenaban “hablaría, diría los nombres de los asesinos”… Pero aún no se oye nada.
¿TORTURADA?
Olivia, su madre, la llamaba Johanna, pero en el tiempo en que su femicidio fue mediático, debió acostumbrarse a identificarla como Cynthia. Fue como si se dividiera en dos la imagen que guardaba de su hija: Johanna era la chiquilla bonita y cariñosa de la foto, y Cynthia, la hija torturada cuyo cadáver recibió el 7 de noviembre del año 2003.
La joven se llamaba Cynthia Johanna Cortés Pérez. Tenía señales de haber muerto asfixiada por estrangulamiento, golpes en el cráneo, muestras de haber sido arrastrada, una herida profunda en la nuca, estaba semidesnuda y con hematomas en todo el cuerpo. Su rostro estaba convertido en una bolsa de sangre.
La fiesta fue un viernes, la madrugada del sábado, Marta Galdames, una vecina de Los Molinos en la Isla Teja donde se encuentra también la Universidad y donde fue la fiesta, escuchó los gritos de una mujer y vio como unos hombres corrían tras una joven, la alcanzaban y la subían a un auto. La testigo llamó a Carabineros, pero ellos nunca llegaron.
Los padres denunciaron la desaparición el sábado 1 a las 11 de la noche, en la tenencia del sector Corvi: Le dijimos al carabinero de guardia que íbamos a poner una denuncia porque nuestra hija había desaparecido. Nos preguntó la edad y cómo andaba vestida, pescó un papel suelto que había encima de la mesa y anotó a mano lo que decíamos... Así, como quien anota una receta de cocina. Le pregunté si él podría obtener información de los hospitales, dijo que no, que ellos no podían hacer llamadas, que solamente recibían. No nos hizo firmar ni un papel, no nos dio constancia, no preguntó nada más.
¿CONFUSIONES?
El juez del Primer Juzgado del Crimen de Valdivia, Samuel Muñoz, ordenó exhumar el cuerpo para obtener muestras recién en diciembre. En enero fue detenido Carlos Núñez y careado con su ex novia que antes le había servido de coartada, pero que confesó que él en realidad había vuelto esa madrugada 2 horas más tarde de la hora que ella había dicho, lo que cambió todo el relato de él. Núñez confesó y dijo que había asesinado a Cynthia la misma madrugada del 1 de noviembre. Pero hasta ahí, nada coincidía, ya que el primer informe tanatológico que recibió el Juez, decía que la muerte de Cynthia había sido entre 48 y 72 horas antes de que el cuerpo fuera encontrado, es decir hasta dos o tres días después de desaparecer. Entonces apareció un segundo informe coincidente con la nueva versión que decía que ella había muerto el mismo día de la desaparición. Pero el tanatólogo Luis Ravanal en abril denunció que se habían extraviado, en forma irrecuperable, muestras indispensables para el desarrollo de la pericia, responsabilizando al director nacional del SML, Óscar Vargas, de desviar las muestras de la autopsia a otro laboratorio. A raíz de eso, los abogados de la familia de Cynthia presentaron una querella por negligencias contra el SML, querella en la que el juez Muñoz se declaró incompetente.
Y no es todo, en marzo Terra.cl informó que Viviana Salinas, la encargada de la Unidad de Bioquímica y Criminalística, impidió al Tanatólogo Luis Ravanal trabajar ahí y le ordenó retirar las evidencias de la muerte de la estudiante aduciendo falta de espacio. Por esos mismos días Ravanal explicaba que no le había sido posible entregar un informe concreto sobre las causas de muerte porque desde enero no le permitían tener acceso a los resultados de las muestras comparadas de los distintos implicados en el caso.
UNA SEMANA PERDIDA DESDE “HALLOWEN”
Su madre cuenta que la mañana del día en que desapareció se veía contrariada con una maqueta que no resultaba. Cuando volvió de clases le dijo que tendría que volver a la U para terminarla y que después iba a pasar a mirar la fiesta.
Cynthia había terminado recién con su último pololo alegando que no le quedaba tiempo para el romance, aunque le confesó a su madre que en realidad éste se estaba portando controlador y celoso. Después que terminaron, él la siguió persiguiendo, la llamaba, se le aparecía y le decía cosas hirientes.
Esa noche, Cynthia llegó a la fiesta con Carlos Núñez, él, en una de sus tantas versiones de lo ocurrido, dijo que la había acompañado al baño y después la había perdido de vista. Otros testigos dijeron que Cynthia bailó con él y se besaron, que ella antes había bailado con su ex pololo y que al parecer había discutido con éste por lo que, llorando, recurrió a un tercer amigo que le había ofrecido acompañarla a su casa. Sin embargo, en el camino se encontró con Carlos Núñez, quien la llevó a bailar nuevamente. El amigo, dice, que la esperó quince minutos y se fue solo; el ex pololo, asegura que no la volvió a ver. Una estudiante de la Universidad y además vecina de Cynthia, cuenta que la vio asustada en el baño, le ofreció ayuda, pero que Cynthia le respondió que no pasaba nada. Versiones de los diarios más adelante dijeron que se la vio salir con otras personas hacia el Jardín Botánico.
¿ACTUÓ SOLO?
En febrero de 2004, tres meses después del femicidio, los medios informaron que Núñez no habría actuado solo, las primeras versiones decían que varios jóvenes la llevaron a una zona costera donde intentaron violarla para luego trasladarla a una casa vacía cercana a la Plaza de Armas donde la habrían asesinado. La Radio Bío Bío informó que las muestras genéticas encontradas en el cadáver correspondían a dos interrogados por el juez y que Carabineros manejaba la teoría de que Núñez habría actuado en compañía de cuatro jóvenes que serían familiares de personas influyentes de la zona. Al otro día se negó todo, entregando un nuevo relato, según el cual testigos habrían visto a Cynthia discutir con Núñez entre las 5 y las 6 de la mañana y luego marcharse juntos. A fines de febrero se volvió a una versión de bajo perfil: un crimen no premeditado. Aunque se sabe que Cynthia antes de su muerte había sido acosada por teléfono y recibido anónimos obscenos.
¿QUIÉN CREEN QUE MATÓ A CYNTHIA?
Así se denominaba la conversación virtual entre estudiantes de la U Austral de Valdivia, en Internet, en la WEB Bananacorp, el año 2004. Ese título estuvo por uno año más o menos hasta que desapareció. Las y los jóvenes que opinaban decían cosas como:
- La violaron en el baño entre cuatro varones mientras otros dos cuidaban afuera…
- Es el nieto de un político, el hijo de un médico conocido y otros dos hijos de personajes influyentes de la ciudad.
El cadáver fue hallado un viernes, semienterrado en el fango del Jardín Botánico, a orillas del río Calle Calle, a 50 metros de la Escuela de Arquitectura, lugar que había sido revisado cada día desde hacía seis días, por cuadrillas de familiares y amigos, el día antes habían encontrado un zapato de ella y el viernes en la mañana recibieron un llamado anónimo diciendo que habían encontrado huesos en un parque frente a la Isla, todos fueron para allá y no encontraron nada. Cuando volvieron ya estaba el cadáver.
En julio de 2005 Carlos Núñez fue condenado a 8 años de cárcel por homicidio simple.
ELLA QUERÍA VIVIR
Cynthia, es cierto, puede ser mirada como una más de la estadística oculta de los femicidios no reconocidos como tales. Pero antes de eso, ella tuvo sueños y proyectos, gustos propios, ideas en la cabeza, amores, como todas las mujeres que nunca buscaron la muerte y que, empecinadamente, quisieron vivir.
En la entrada del edificio donde funcionan las salas de clases de Arquitectura de la Universidad Austral de Valdivia, su Universidad, en 2004 había (¿hay?) un grafitti que decía: Lo más terrible se aprende enseguida (de una canción de Silvio Rodríguez). Ello, en ese entonces, me hizo pensar en lo que me contaron, amablemente, su hermana María José y su madre: A Cynthia le gustaba la Trova, Sol y Lluvia, le encantaba Silvio Rodríguez. Sus compañeras de curso no la entendían, la encontraban anticuada porque todas eran más jóvenes que ella. A ella le costó estudiar, se demoró, dudó, le faltó la plata. Tenía 26 años cuando los demás eran más chicos, de 20, en general. Ya había hecho un año de Arquitectura en Osorno, pero prefirió comenzar de nuevo en Valdivia para estar con la familia. Estando en Osorno viajaba con su gata, “almendra” todos los fines de semana para acá, y en Valdivia, recogía gatas y perras callejeras, prefería a las hembras y a las más feas porque decía que nadie las iba a querer (en su casa de la Población Corvi está la evidencia de su refugio de animales). De repente se enojaba cuando uno se sentaba en los sillones o ensuciaba o desordenaba, porque ella ordenaba. Hablaba harto de Arquitectura. Le gustaba leer, sobre todo la Historia del Movimiento Obrero. Nosotros acá no hablábamos de política, pero ella sí, y siempre tenía un ejemplo del movimiento obrero para explicar algo… Su padre es obrero de la construcción y su madre, feriante. Ella habría sido la primera profesional de la familia.
Su hermana María José tenía en 2004, sólo 13 años, sentía que había perdido a una confidente y tenía su propia interpretación de lo ocurrido con su hermana mayor: Yo confiaba más en ella que en mi mamá porque estaba más cerca en edad. De lo que le pasó, yo creo que es algo que estaba planeado. Mi mamá piensa mucho en la religión, que mi hermana se convirtió en un ángel, una cosa así, y yo no. Yo creo que esto alguien lo hizo por algún tipo de odio o de venganza.
El caso de Cynthia, hoy, está cerrado, aunque, al revisar la prensa y los testimonios, da la impresión de uno más de esos casos en que las versiones oficiales tienen absoluta disidencia con las versiones ciudadanas. Lo que sí está claro es que Cynthia, no alcanzó a los 27 años, y aprendió demasiado pronto lo más terrible sobre nosotras las mujeres, el riesgo de serlo.
Hace 4 años justos de su femicidio: 1 de noviembre de 2003. A mediados de 2004, ya era un secreto a voces en Valdivia que la verdad descubierta era incompleta. Se dijo que había hijos de gente influyente involucrada, que no darían la cara, que Núñez, el imputado, callaría. Hubo abrumadoras confusiones en el caso. Jueces que se declararon incompetentes, notas periodísticas negadas de un día para el otro, pruebas tanatológicas extraviadas: al menos, dos informes tanatológicos que establecieron dos datas de muerte diferentes.
En 2003, todavía no había explotado la bomba mediática que hoy ya usa la palabra femicidio no el sentido del genocidio que realmente es, sino como un condimento de los crímenes de pareja. Nadie dijo entonces que lo de Cynthia fue un femicidio. “Crimen de Hallowen”, le llamaron por haber sido el día de muertos –y, claro, porque a los medios $hilenos les gusta mucho hablar en inglés-. Sin embargo, lo de Cynthia, fue un femicidio, ella fue asesinada por ser mujer, y, en principio, no fue un marido celoso el que la mató, el condenado es un estudiante de arquitectura, compañero de curso de Cynthia que esa noche habría estado con ella en una fiesta universitaria. No era su novio. Carlos Núñez Alveal, confesó haberla asesinado, luego se desdijo, planteó que habría confesado por presiones policiales, más tarde volvió a reconocer su participación en el crimen y en el tribunal dio como razón que Cynthia quería que él dejara a su novia (¿¡!?). Al final, y ante la inminencia del fallo en julio de 2005, declaró a un diario que si lo condenaban “hablaría, diría los nombres de los asesinos”… Pero aún no se oye nada.
¿TORTURADA?
Olivia, su madre, la llamaba Johanna, pero en el tiempo en que su femicidio fue mediático, debió acostumbrarse a identificarla como Cynthia. Fue como si se dividiera en dos la imagen que guardaba de su hija: Johanna era la chiquilla bonita y cariñosa de la foto, y Cynthia, la hija torturada cuyo cadáver recibió el 7 de noviembre del año 2003.
La joven se llamaba Cynthia Johanna Cortés Pérez. Tenía señales de haber muerto asfixiada por estrangulamiento, golpes en el cráneo, muestras de haber sido arrastrada, una herida profunda en la nuca, estaba semidesnuda y con hematomas en todo el cuerpo. Su rostro estaba convertido en una bolsa de sangre.
La fiesta fue un viernes, la madrugada del sábado, Marta Galdames, una vecina de Los Molinos en la Isla Teja donde se encuentra también la Universidad y donde fue la fiesta, escuchó los gritos de una mujer y vio como unos hombres corrían tras una joven, la alcanzaban y la subían a un auto. La testigo llamó a Carabineros, pero ellos nunca llegaron.
Los padres denunciaron la desaparición el sábado 1 a las 11 de la noche, en la tenencia del sector Corvi: Le dijimos al carabinero de guardia que íbamos a poner una denuncia porque nuestra hija había desaparecido. Nos preguntó la edad y cómo andaba vestida, pescó un papel suelto que había encima de la mesa y anotó a mano lo que decíamos... Así, como quien anota una receta de cocina. Le pregunté si él podría obtener información de los hospitales, dijo que no, que ellos no podían hacer llamadas, que solamente recibían. No nos hizo firmar ni un papel, no nos dio constancia, no preguntó nada más.
¿CONFUSIONES?
El juez del Primer Juzgado del Crimen de Valdivia, Samuel Muñoz, ordenó exhumar el cuerpo para obtener muestras recién en diciembre. En enero fue detenido Carlos Núñez y careado con su ex novia que antes le había servido de coartada, pero que confesó que él en realidad había vuelto esa madrugada 2 horas más tarde de la hora que ella había dicho, lo que cambió todo el relato de él. Núñez confesó y dijo que había asesinado a Cynthia la misma madrugada del 1 de noviembre. Pero hasta ahí, nada coincidía, ya que el primer informe tanatológico que recibió el Juez, decía que la muerte de Cynthia había sido entre 48 y 72 horas antes de que el cuerpo fuera encontrado, es decir hasta dos o tres días después de desaparecer. Entonces apareció un segundo informe coincidente con la nueva versión que decía que ella había muerto el mismo día de la desaparición. Pero el tanatólogo Luis Ravanal en abril denunció que se habían extraviado, en forma irrecuperable, muestras indispensables para el desarrollo de la pericia, responsabilizando al director nacional del SML, Óscar Vargas, de desviar las muestras de la autopsia a otro laboratorio. A raíz de eso, los abogados de la familia de Cynthia presentaron una querella por negligencias contra el SML, querella en la que el juez Muñoz se declaró incompetente.
Y no es todo, en marzo Terra.cl informó que Viviana Salinas, la encargada de la Unidad de Bioquímica y Criminalística, impidió al Tanatólogo Luis Ravanal trabajar ahí y le ordenó retirar las evidencias de la muerte de la estudiante aduciendo falta de espacio. Por esos mismos días Ravanal explicaba que no le había sido posible entregar un informe concreto sobre las causas de muerte porque desde enero no le permitían tener acceso a los resultados de las muestras comparadas de los distintos implicados en el caso.
UNA SEMANA PERDIDA DESDE “HALLOWEN”
Su madre cuenta que la mañana del día en que desapareció se veía contrariada con una maqueta que no resultaba. Cuando volvió de clases le dijo que tendría que volver a la U para terminarla y que después iba a pasar a mirar la fiesta.
Cynthia había terminado recién con su último pololo alegando que no le quedaba tiempo para el romance, aunque le confesó a su madre que en realidad éste se estaba portando controlador y celoso. Después que terminaron, él la siguió persiguiendo, la llamaba, se le aparecía y le decía cosas hirientes.
Esa noche, Cynthia llegó a la fiesta con Carlos Núñez, él, en una de sus tantas versiones de lo ocurrido, dijo que la había acompañado al baño y después la había perdido de vista. Otros testigos dijeron que Cynthia bailó con él y se besaron, que ella antes había bailado con su ex pololo y que al parecer había discutido con éste por lo que, llorando, recurrió a un tercer amigo que le había ofrecido acompañarla a su casa. Sin embargo, en el camino se encontró con Carlos Núñez, quien la llevó a bailar nuevamente. El amigo, dice, que la esperó quince minutos y se fue solo; el ex pololo, asegura que no la volvió a ver. Una estudiante de la Universidad y además vecina de Cynthia, cuenta que la vio asustada en el baño, le ofreció ayuda, pero que Cynthia le respondió que no pasaba nada. Versiones de los diarios más adelante dijeron que se la vio salir con otras personas hacia el Jardín Botánico.
¿ACTUÓ SOLO?
En febrero de 2004, tres meses después del femicidio, los medios informaron que Núñez no habría actuado solo, las primeras versiones decían que varios jóvenes la llevaron a una zona costera donde intentaron violarla para luego trasladarla a una casa vacía cercana a la Plaza de Armas donde la habrían asesinado. La Radio Bío Bío informó que las muestras genéticas encontradas en el cadáver correspondían a dos interrogados por el juez y que Carabineros manejaba la teoría de que Núñez habría actuado en compañía de cuatro jóvenes que serían familiares de personas influyentes de la zona. Al otro día se negó todo, entregando un nuevo relato, según el cual testigos habrían visto a Cynthia discutir con Núñez entre las 5 y las 6 de la mañana y luego marcharse juntos. A fines de febrero se volvió a una versión de bajo perfil: un crimen no premeditado. Aunque se sabe que Cynthia antes de su muerte había sido acosada por teléfono y recibido anónimos obscenos.
¿QUIÉN CREEN QUE MATÓ A CYNTHIA?
Así se denominaba la conversación virtual entre estudiantes de la U Austral de Valdivia, en Internet, en la WEB Bananacorp, el año 2004. Ese título estuvo por uno año más o menos hasta que desapareció. Las y los jóvenes que opinaban decían cosas como:
- La violaron en el baño entre cuatro varones mientras otros dos cuidaban afuera…
- Es el nieto de un político, el hijo de un médico conocido y otros dos hijos de personajes influyentes de la ciudad.
El cadáver fue hallado un viernes, semienterrado en el fango del Jardín Botánico, a orillas del río Calle Calle, a 50 metros de la Escuela de Arquitectura, lugar que había sido revisado cada día desde hacía seis días, por cuadrillas de familiares y amigos, el día antes habían encontrado un zapato de ella y el viernes en la mañana recibieron un llamado anónimo diciendo que habían encontrado huesos en un parque frente a la Isla, todos fueron para allá y no encontraron nada. Cuando volvieron ya estaba el cadáver.
En julio de 2005 Carlos Núñez fue condenado a 8 años de cárcel por homicidio simple.
ELLA QUERÍA VIVIR
Cynthia, es cierto, puede ser mirada como una más de la estadística oculta de los femicidios no reconocidos como tales. Pero antes de eso, ella tuvo sueños y proyectos, gustos propios, ideas en la cabeza, amores, como todas las mujeres que nunca buscaron la muerte y que, empecinadamente, quisieron vivir.
En la entrada del edificio donde funcionan las salas de clases de Arquitectura de la Universidad Austral de Valdivia, su Universidad, en 2004 había (¿hay?) un grafitti que decía: Lo más terrible se aprende enseguida (de una canción de Silvio Rodríguez). Ello, en ese entonces, me hizo pensar en lo que me contaron, amablemente, su hermana María José y su madre: A Cynthia le gustaba la Trova, Sol y Lluvia, le encantaba Silvio Rodríguez. Sus compañeras de curso no la entendían, la encontraban anticuada porque todas eran más jóvenes que ella. A ella le costó estudiar, se demoró, dudó, le faltó la plata. Tenía 26 años cuando los demás eran más chicos, de 20, en general. Ya había hecho un año de Arquitectura en Osorno, pero prefirió comenzar de nuevo en Valdivia para estar con la familia. Estando en Osorno viajaba con su gata, “almendra” todos los fines de semana para acá, y en Valdivia, recogía gatas y perras callejeras, prefería a las hembras y a las más feas porque decía que nadie las iba a querer (en su casa de la Población Corvi está la evidencia de su refugio de animales). De repente se enojaba cuando uno se sentaba en los sillones o ensuciaba o desordenaba, porque ella ordenaba. Hablaba harto de Arquitectura. Le gustaba leer, sobre todo la Historia del Movimiento Obrero. Nosotros acá no hablábamos de política, pero ella sí, y siempre tenía un ejemplo del movimiento obrero para explicar algo… Su padre es obrero de la construcción y su madre, feriante. Ella habría sido la primera profesional de la familia.
Su hermana María José tenía en 2004, sólo 13 años, sentía que había perdido a una confidente y tenía su propia interpretación de lo ocurrido con su hermana mayor: Yo confiaba más en ella que en mi mamá porque estaba más cerca en edad. De lo que le pasó, yo creo que es algo que estaba planeado. Mi mamá piensa mucho en la religión, que mi hermana se convirtió en un ángel, una cosa así, y yo no. Yo creo que esto alguien lo hizo por algún tipo de odio o de venganza.
El caso de Cynthia, hoy, está cerrado, aunque, al revisar la prensa y los testimonios, da la impresión de uno más de esos casos en que las versiones oficiales tienen absoluta disidencia con las versiones ciudadanas. Lo que sí está claro es que Cynthia, no alcanzó a los 27 años, y aprendió demasiado pronto lo más terrible sobre nosotras las mujeres, el riesgo de serlo.
3 comentarios:
Un gran recuerdo.
Con tu permiso lo ponemos en nuestro blog
http://memoriafeminista.blogspot.com/2007/11/el-femicidio-de-cynthia.html
En su memoria voy a volver a publicar en mis RRSS su historia, que sepan todos que no la hemos olvidado. Nunca la olvidaremos.
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